Edgar Morín
Para resolver los misterios del comportamiento humano, se muestran siete saberes necesarios que la educación debe de tratar sin rechazo según los usos y reglas propias de cada cultura: Las cegueras del conocimiento, Los principios de un conocimiento pertinente, Enseñar la identidad terrenal, Enfrentar las incertidumbres, Enseñar la comprensión, y la ética del género humano.
Las cegueras del conocimiento
Se menciona de todas las percepciones son traducciones y reconstrucciones cerebrales, a partir de estímulos o signos captados y codificados por los sentidos, por ello se debe de considerar para los proyectos de nuestros deseos o de nuestros miedos pueden multiplicar los riesgos de error, al momento de tomar alguna decisión, por ejemplo la afectividad puede asfixiar el conocimiento pero también puede fortalecerlo.
Se debe considerar el conocimiento científico como medio poderoso de detección de errores y de lucha contra las ilusiones.
Sólo el 2% de los errores son exteriores, el 98% restante son errores interiores entonces el ser humano se miente a sí mismo.
Considerando a los errores intelectuales ya que forman parte de la lógica organizadora de resistir cualquier sistema de ideas el hecho de resistir a la información que no conviene o que no se puede integrar.
La actividad racional se refiere la mente que apela al control de entorno, de la práctica, de la cultura, del prójimo y al control cerebral. Generando racionalidad crítica que se ejerce particularmente sobre los errores e ilusiones de las creencias, doctrinas y teorías.
Morín menciona la existencia de la ceguera de paradigmas el cual determina una doble visión del mundo, en realidad, un desdoblamiento del mismo mundo, por un lado un mundo de sujetos sometidos a observaciones, experimentaciones, manipulaciones; y por el otro un grupo de sujetos planteándose problemas de existencia, de comunicación, de conciencia, de destino. En un seno donde se encuentra escondido el problema de la verdad y el error.
Se ha hablado de la necesaria intervención de la sociedad en la domesticación de los individuos por medio de mitos y las ideas, pero los individuos podrían recíprocamente domesticar sus ideas al mismo tiempo que podrían controlar la sociedad que los controla, tomando como respuesta el siguiente silogismo: las ideas existen por y para el hombre, pero el hombre también existe por y para las ideas, es una necesidad mutua.
Las ideas llevan siempre a lo nuevo a lo inesperado y no se puede contar nunca con su llegada, es decir que el ser humano debe estar siempre en alerta y contar con lo inesperado.
El conocimiento del conocimiento que conlleva a la integración del conociente en su conocimiento debe aparecer ante la educación como un principio y una necesidad permanente.
Es necesario que la educación lleve como principio permanente; el conocimiento del conocimiento el cual conlleva a la integración del individuo de su propio conocimiento.
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